jueves, 13 de junio de 2013

Un día de Ernesto

Como todos los días desde las últimas dos semanas Ernesto Segovia se despierta a las 6:45hrs para prepararse para su trabajo en la oficina. Al despertar nota que el lado izquierdo de la cama de dos plazas está desecho y la almohada aún huele a su novia. Se dirige al baño para afeitarse yducharse, como siempre, encuentra el pijama de su novia tirado en la silla al lado de la puerta del baño, decide no ordenarlo, pues es una mala costumbre que ella misma debe arreglar. 

Luego de afeitarse y ducharse se dirige nuevamente asu habitación, donde nuevamente encuentra el desorden de su novia, un par deprendas tiradas por el piso, probablemente dejadas luego de que ella pensara que esa blusa no combinaba con la chaqueta o que esos pantalones azules le hacían ver pasada de peso. Ya vestido con su traje de oficina, se dirige a la cocina donde hay una taza de café a medio tomar y el plato del perro vacío “Por dios, esta mujer es tan despreocupada, meses insistiendo con el perrito no es capaz de darle de comer antes de salir”, piensa. 

Ya alimentado el canino y él mismo, cierra la puerta con llave y emplaza su caminar al paradero, para llegara su trabajo en la compañía de decenas de personas con caras tan alegres como la de cualquier persona que no pude dormir las horas que desea ni vivir en donde desea por sus variadas responsabilidades o las pasadas malas elecciones que los llevan a su cotidiana vida. 

En el tren del metro divisa una pareja de jóvenes, no superan los 21 años de edad, probablemente son universitarios pues se nota peso en sus bolsos y ojeras que le recuerdan a él mismo y su novia hace unos años atrás, la escena hace que su rostro rompa su seria tonada para esbozar una tenue sonrisa. A su lado se encuentra una mujer que le supera por dos o tres años de edad, pero que tiene en sus brazos a una pequeña de sólo meses, tiernas imágenes se proyectan en su mente de él mismo y su novia cuidando a un pequeño propio, imagen interrumpida por el recuerdo del plato vacío del perro y el desorden de la habitación “no creo que estemos preparados aún” piensa, descansando los músculos de la cara y desapareciendo en el acto su débil sonrisa. Ya son las 8:55 cuando Ernesto llega a su trabajo, no conoce a mucha gente, por lo que el saludo es general y distante, sin muchas respuestas,excepto por Sonia, la recepcionista, que le saluda con una iluminada sonrisa. “¿Cómo puede sonreír un día Lunes a las 9 de la mañana?” se pregunta, luego recuerda que es su trabajo y es la misma sonrisa tanto para el Gerente como para el sujeto que entrega la correspondencia. 

Siendo las 13:30hrs Ernesto puede disfrutar de dos horas libres para almorzar y descansar, llama a su novia a ver si pueden reunirse pero ella no responde el llamado “Esta mujer, siempre tan ocupada” piensa, mientras sus planes de ir acomer en compañía se desvanecen. El día no le acompaña mucho, pues el cielo es grisáceo y el aire está frio. Se dirige al lugar que ha frecuentado durante la semana, pues no tiene ánimos de buscar un nuevo lugar. Allí se encuentra con Fernando y Alejandra, compañeros de trabajo, quienes pretenden estar muy ocupados conversando como para notar que Ernesto entró al lugar. Ordena lo de siempre y luego de ver el noticiario mientras come, paga su cuenta y se dirige a las tiendas cercanas para hacer algo de tiempo. Intenta llamar nuevamente a su novia, pero ésta no le responde. 

Luego de perder el tiempo perdido en su celular, es la hora de volver al trabajo, donde se pasa el día pensando en qué hacer hoy en la noche, tal vez ver una película en la cama, tal vez salir a comer o ir al cine… aunque en el cine no hay nada interesante que ver, tal vez sea mejor idea salir a tomar algo, pero mañana hay que trabajar y tal vez no sea buena idea… ¿qué tal si prepara una comida especial hoy? No, él es un fiasco en la cocina y el intento quedaría opacado ante el trabajo de limpiar. Suena en su Rolex de imitación, regalo por su tercer aniversario, la alarma indicando que ya puede volver a tomar el trenjunto con decenas de personas para llegar nuevamente a su hogar. En el camino vuelve a ver a los dos jóvenes, esta vez muy ocupados revisando documentos para notarse felices, aunque tal vez no sean los mismos jóvenes pero para Ernesto eso no importa, le trae de igual forma el recuerdo de él y su novia en la Universidad. A su lado no se encuentra la mujer y el bebé, en su lugar hay un par de niños jugando en sus consolas portátiles, conversando sobre las nuevas y fascinantes opciones del juego. 

Ernesto llega finalmente a la puerta del edificio, donde saluda amablemente al portero quién está demasiado ocupado viendo la televisión como para responderle el saludo, luego toma el ascensor junto con una corredora de propiedades ofreciéndole presuntuosas ofertas y supra-valorando las cualidades del departamento a un sujeto con cara de perdido, probablemente sea nuevo en la ciudad, piensa Ernesto.

Ya siendo casi las 20:00hrs por fin llega a su hogar, en lo único que Ernesto puede pensar es en conversar con su novia, hace semanas que por horarios no pueden encontrarse, pues su trabajo no le permite mucho tiempo y le deja con energía para hacer algo. Al abrir la puerta aparece la pequeña mascota, pidiendo comida con breves y agudos ladridos, por lo que Ernestodescifra que su novia aún no llega a la casa. Alimenta al perro y, de paso, se alimenta a sí mismo.  Se cambia de ropapor algo más cómodo y se sienta en el sofá a observar la televisión, han pasado dos horas y aún no llega su novia, la llama y ella no responde. Ernesto nunca ha sido un hombre celoso, pues ella nunca le ha dado motivos para desconfiar,por lo que piensa que seguramente salió a relajarse junto con sus nuevos colegas. Se pierde en la televisión y se duerme.

En sus sueños Ernesto está con su novia, frente al altar(aunque Ernesto no es un hombre religioso, la idea de casarse en un altar le emociona) y a sus espaldas las familias y amigos de la feliz pareja. El sueño es interrumpido por el despertador, a las 6:45hrs, y Ernesto está en la cama, ya su lado izquierdo la cama está desecha nuevamente y su aroma permanece en la almohada, realiza su rutina matutina y todo es como todos los días, el pijam aen la silla al lado del baño, la ropa en el costado del ropero, la taza de café medio tomar en la cocina. Se despide del portero y sale del edificio para comenzar un nuevo día de observar jóvenes parejas que le recuerdan los buenos y viejos momentos junto a su novia cuando estaban en la universidad, de ver bebés y pensar en uno propio, de fallidos intentos para almorzar juntos.

¿Cuándo será el día en que Ernesto acepte la muerte de su novia en aquel trágico accidente? 

jueves, 6 de septiembre de 2012

Él y El Otro


“Eres un imbécil, un animal ¡Se supone que eres mi amigo! ¡Cómo pudiste hacerme esto! - Le gritaba él al otro – Soy tu amigo, siempre he creído en ti y siempre terminas arruinándome la vida!”
Él y El Otro, les llamaremos, dos amigos de toda la vida ahora en conflicto, pero no cualquier conflicto; pues Él culpa a El Otro por haber sido despedido de su empleo y por el reciente divorcio con su mujer. No puedo decir con certeza desde cuando son amigos, pero podríamos decir que desde que cada uno tiene conciencia de si mismo, han estado Él y El Otro unidos. Jugaban desde bebés, pero no son hermanos, son sólo cosas del destino.

Él es una persona seria, podríamos decir que es un intelectual, una persona firme, una persona preocupada del futuro y el éxito, alguien cuya prioridad en la vida es cumplir su deber en cualquier ámbito de la palabra, respetar el orden  y evitar el caos, un pacifista, siempre preocupado de esforzarse en todo lo que se proponga para. El Otro, por el contrario, es una persona desordenada, despreocupada por el futuro, el presente y el pasado, una persona caótica que no respeta los márgenes, sin embargo se aprecia su capacidad artística y empática (algo que, tal vez, le hace falta a Él), siempre preocupado de los amigos y la familia.

Él y El Otro, amigos de toda la vida, estaban frente a frente en el salón de la casa donde, por cosas del destino, Él había recibido a El Otro. Estaban conversando en compañía del whisky y el tabaco cuando empezaron a aflorar los problemas de Él y de El Otro.
“Por tu culpa he tenido problemas en el amor, tú y tus malos consejos han sido los que han causado problemas con mi mujer ¡si no fuera por ti ahora podría estar cenando con ella en vez de estar acá emborrachándome contigo!” gritaba Él frente a El Otro, quien no se inmutaba con los alaridos de su amigo.

“Si no fuera por ti, jamás hubiese tenido un problema en el trabajo, por tu culpa llego tarde, porque durante la noche insistes en conversar, o en salir, ¡o jugar al póker con tus amigos durante los días de semana! ¡No tienes conciencia, te recibo en mi casa y lo único que me traes son problemas!” Replicaba Él, ante la indiferencia de El Otro.
La molestia de Él se incrementaba a medida que la indiferencia de El Otro aumentaba.

“Y no eres capaz de responder nada! Sabes que me has arruinado la vida y no eres capaz de disculparte si quiera, arruinar la vida de alguien y tener el descaro de no disculparse, ¡eres definitivamente un amigo terrible!”
Fue entonces cuando El Otro reaccionó, pues si bien siempre ha aceptado que es un vago descuidado, siempre ha considerado que su mejor virtud es la de ser un buen amigo.
“Como si tu fueras mejor que yo, ¿alguna vez te has disculpado conmigo o yo te he culpado a ti de que mi carrera de artista nunca haya florecido? Cada vez que te presentaba una pintura, o una escultura, jamás me diste ánimos de continuar, sólo decías que me concentrara en los estudios, que saque una carrera y un trabajo. ¡Por tu culpa no he podido vivir de mi arte, porque nunca me has apoyado!” Replicó El Otro, herido con su amigo.

Fue entonces cuando la discusión se convirtió en pelea, Él culpando a El Otro por todos los fracasos de su vida, mientras El Otro culpaba a Él por lo mismo. Y a medida que aumentaba el fulgor del conflicto, disminuían los cigarros en la cajetilla y el whiskey en la botella, la segunda botella.

Llegó un momento en que se acabó el alcohol y los cigarros, e incluso sobre eso El Otro culpaba a Él y Él recriminaba contra El Otro, pues Él sentía el derecho a consumir cuanto quisiera ya que fue quien compró dichos elementos. El conflicto se extendió horas y las gargantas ya no daban para más, la voz de Él y de El Otro apenas podían soportar el estrés y ni Él durante una conferencia en el trabajo o El Otro durante una exposición de artes, habían hablado tanto tiempo y con tanta fuerza.
Y luego de repasar sus vidas en una negra retrospectiva se acabaron las palabras, pues ni las cuerdas vocales ni sus mentes tenían recursos para culparse mutuamente sobre sus variados fracasos y accidentes. No hay nada peor que una pelea que no logra resolverse por las palabras, especialmente cuando no hay intenciones de resolverlo, porque lleva indudablemente a que la mente humana retroceda a su mínima expresión, desencadenando nuestros instintos animales de depredador territorial y, por ende, el odio lleva a los golpes y la violencia.

Él ya no soportaba la expresión de irreverencia en la cara de El Otro y El Otro no soportaba ya esa expresión soberbia que reinaba el rostro de Él, ambos ya sin palabras.
Fue entonces cuando presa de su mas bajo instinto Él decide sacar esa expresión de El Otro, literalmente, y en una brutal acción arranca con sus propias manos, desde las mejillas hacia abajo, la piel de El Otro. No sé si graficar en palabras lo que sucedió, pues cualquier persona puede imaginar el grito de dolor, los charcos de sangre en el piso y en la ropa de ambos, y tampoco sé como expresar en palabras el ruido que se provoca al arrancar la carne de una persona por la fuerza.

A la mañana siguiente, la señora de Él fue a la que, hasta hace unos días, fuese su casa, con la intención de recoger sus últimas pertenencias. Pobre mujer ¿Quién podría soportar semejante gráfica grotesca? Su grito de horror se oyó a cuadras de distancia y la policía, alertada por las llamadas de los vecinos, no demoró en acudir, al momento de su llegada la pobre mujer seguía gritando, horrorizada; “¡No, por favor, no! ¡Cómo pudo hacerlo! ¡Cómo pudo hacerlo!”.

Su horror era comprensible, pues pocas personas pueden soportar encontrar un cadáver yaciente en el salón de su propia casa, con una botella (o dos) de whiskey a su lado, rodeado por una considerable laguna de sangre seca. Menos aun cuando este cadáver tiene, en sus frías y rígidas manos, la carne que él mismo arrancó de su rostro. De frente al espejo culmina la amistad entre Él y El Otro, condenados a estar juntos y morir por la culpa del otro. Seguramente, en el cielo o el infierno, seguirán discutiendo su muerte fue culpa de Él o de El Otro, ambos incapaces de reconocer que la culpa recae sobre sus propios hombros.



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Últimamente me he sentido agobiado por problemas, culpando a otros por éstos. No fue hasta hoy que me di cuenta que yo soy, una vez más, el arquitecto de mi destrucción. Sin importar cuantas veces me dedique a cambiarlo, a mejorarme, sigo causando mi propio drama existencial. Mis problemas, como los de todo el mundo, no son culpa de nadie más que de mi mismo, y los problemas de ustedes, deben aceptar, no son de nadie más que de ustedes mismos.
Porque es uno quien maneja su vida, no importa que te hagas creer, tu causas tu destrucción. Pues siempre tienes la opción de arreglar o prevenir (excepto, tal vez, una enfermedad genética hereditaria para la cual no hay cura).



lunes, 21 de noviembre de 2011

La araña y yo

Sentado frente al PC observo a una pequeña araña caminar por el muro, detrás de la pantalla. Siempre me han gustado los arácnidos, así que fijé un momento en ella, fue entonces cuando me dijo: "Vas a llegar tarde a clase".
Entonces desperté, me había quedado dormido en el PC. Miro al muro y ahí estaba esa pequeña araña.
No sé si fue una conección metafísica inter-especies o sólo un sueño, sea lo que sea, gracias arañita, me despertaste a tiempo para inicar mi día con tiempo.
Acto seguido, la mato. Odio que me despierten.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

La lágrima real

El Rey, quien hubiese luchado durante décadas por la gloria de su reino, ahora vaga entre los campos de su reino esperando, tal vez, su paz. En el castillo descanza la Reina, dormida por un antiguo demonio. Los príncipes ya no están, se han marchado para batallar por su gloria personal y han podido alzar sus propios dominios. El Rey orgulloso y melancólico se entera por emisarios de los logros de sus hijos, mas siente que ellos ya dirijan sus ejércitos por la gloria y la estabilidad de sus reinos propios y hayan olvidado sus raíces.
Sentado en el campo observa todo lo que ha construido, al horizonte se observa el castillo de su hijo mayor. Mira su castillo y se da cuenta de lo deteriorado que está.
Los jardines se marchitan, la gloria pasada se esfuma y los príncipes -ahora reyes- han olvidado su origen.

El rey mira al cielo, el orgullo de padre por ver a sus hijos prosperar se mezcla junto a la tristeza que siente al sentirse abandonado él y su amada y adquiere la forma de una lágrima.

El rey llora, mas su lagrima, al igual que su progenie élite, lo abandona.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Junio del 2011



La contemplo melancólico mientras ella intenta retener la lluvia entre sus dedos.
Enciendo un cigarrillo en la oscuridad de la noche que llora por los males del mundo, del hombre y de nuestras almas.
Ella centra sus ojos en los mios, nos miramos por un momento esperando que una de las almas tome la voz.
Entonce sucede. Al verla ahí, intentando retener la hermosura de la lluvia con sus manos, digo:

"Puta que eri' weona"

domingo, 4 de septiembre de 2011

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No soy lo que creen que soy, ni soy lo que creía ser.
¿Qué soy entonces? Soy quien soy, inentendible para mi e incomprensible para los demás.
Si yo no me conozco ¿entonces quien? Tal vez nadie, tal vez todos. Tal vez no sea tan confuso como creo ser, tal vez no sea tan inteligente como creo ser, tal vez no soy tan sabio como creo ser.

Tal vez.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Me arrepiento

Me arrepiento de haber dicho alguna vez que jamás me arrepentiría de nada.
Me arrepiento de haberme levantado a escribir esto.
También de haber visto una película antes de dormir.
Me arrepiento de haber jugado hasta tarde.
Me arrepiento de no haber ido a clases, me arrepiento de dormir hasta tarde el día de ayer.
Me arrepiento de tener miedo, de no saber que hacer, me arrepiento de estar indeciso e inseguro como pocas veces he estado.
Me arrepiento de mentir, de aceptar mentiras y de creer que todo estará bien.
Me arrepiento de haber estado temeroso ahí afuera, en la noche estrellada. Me arrepiento de dejarlos a solas, me arrepiento de haber discutido, me arrepiento de no haber superado mi estado de ánimo esa mañana.
Me arrepiento mucho de haberme dejado llevar por mis impulsos negativos, me arrepiento también de haber creído en fantasías infantiles que crean mi mente y mi corazón para evitarme el dolor.
Me arrepiento de haber odiado a alguien que no tiene la culpa, me arrepiento al mismo tiempo de no culpar a quien tiene la culpa, me arrepiento además a creer que alguien (además de mi) tiene la culpa.
Me arrepiento de haber dicho que no, 3 veces.
Me arrepiento de haber dicho que si, 3 veces.
Me arrepiento de haber creído en su sonrisa, me arrepiento de no creerle de vez en cuando.
Me arrepiento de haber vuelto. Me arrepiento de haberme ido.
Me arrepiento de no conversar las cosas antes. Me arrepiento de hablar mucho y no actuar.
Me arrepiento de haberme enamorado.
Me arrepiento de traicionar a un amigo
Me arrepiento de haber luchado con toda mi alma y haber fallado en el acto.
Me arrepiento de no haber sido aplicado durante el colegio.
Me arrepiento de dormir en clases
Me arrepiento de no ser como era hace 10 años.

Me arrepiento de muchas cosas, siempre he pensado que uno jamás debe arrepentirse de sus actos, pues son éstos los que nos convierten en quienes somos actualmente, sin embargo la mayoría de mis acciones terminan resultando ser... auto-saboteadoras, ya no recuerdo cuál fue la última decisión que resultó ser en absoluto positiva para mi. Me dirás "Ah! pero no se puede ganar nada sin perder algo en retorno", claro que tienen razón, sin embargo tal vez sea un mal agradecido, tal vez sea pesimista... pero creo que he tomado las peores decisiones que un ser humano podría tomar.
Si, estoy consciente que arrepentirme de todo esto significa (según mi propia visión del universo) arrepentirme de quien soy... y es verdad, yo soy mi peor enemigo.
He pasado los últimos años de mi vida culpando a otros de mi propia tragedia, tragedia que yo mismo sembré y coseché por ser como soy.
Y tal vez esta publicación no sea más que otra herramienta de auto-sabotaje, que mi amable ser ha diseñado para mi mismo.